El Bebé en el Vientre

El Bebé en el Vientre

lunes, 29 de marzo de 2010

Período prenatal y primer año de vida

Hace tiempo ya existe evidencia acerca del efecto de las condiciones tempranas, durante el periodo fetal y postnatal, sobre el desarrollo de enfermedades crónicas así como para el desarrollo de obesidad.

Ravelli, en 1976, brindó evidencia a partir de lo observado durante el periodo de hambruna ocurrido en Holanda en 1944 hacia fines de la Segunda Guerra Mundial. A partir de una importante y brusca reducción de la disponibilidad de alimentos, que pasó de una ingesta calórica/dia/persona de 1500 Kcal a 500 Kcal en un período de 6 meses, los autores evaluaron su impacto en hijos de madres que se encontraban cursando su embarazo durante tal período.

Los hijos de madres que se encontraban cursando el tercer trimestre de gestación presentaron menor prevalencia de obesidad a los 18 años. La restricción del crecimiento intrauterino durante estadíos tardíos del embarazo se asocia con menor talla y peso en la vida postnatal.

Este hecho guardaría relación con los cambios fisiológicos que se dan en tal período, caracterizado por importante incremento del tejido adiposo.

Por el contrario, la restricción del crecimiento intrauterino durante los primeros dos trimestres de gestación se asociarían con mayor riesgo de obesidad en la adolescencia.

En términos generales el peso al nacer guarda una relación directa con el posterior desarrollo de obesidad. A mayor peso al nacer se observa mayor índice de masa corporal durante la infancia y adolescencia.

A estas primeras observaciones se han incorporado otras sobre la participación de los patrones de crecimiento postnatal, vinculados al crecimiento intrauterino.

Diferentes autores han comenzado a enfatizar la importancia de los patrones de crecimiento durante los primeros años y el riesgo de sobrepeso y obesidad en edades posteriores. Esta asociación guarda relación con los patrones alimentarios: lactancia materna, alimentación complementaria y durante los primeros años, así como con las características de la alimentación familiar. Particularmente los niños que presentan restricción del crecimiento intrauterino o durante los primeros meses de edad, y con patrones alimentarios inadecuados, se encuentran especialmente expuestos a tal situación.

En una reciente revisión, los autores identificaron que los niños con crecimiento acelerado durante los primeros años de vida presentaron un incremento en el riesgo de obesidad que varió entre 1,17 y 5,7, en comparación con aquéllos que no presentaron crecimiento acelerado.

Diferentes estudios han permitido observar que la recuperación o “catch-up” en el período postnatal o la excesiva ganancia de peso en la infancia se asocian con condiciones adversas como la enfermedad cardiovascular o la diabetes II.

Por tanto la relación entre crecimiento intrauterino y crecimiento postnatal es compleja. Como mencionamos, el mayor peso al nacer se asocia a mayor índice de masa corporal en la infancia.
Sin embargo, el mayor peso al nacer se asocia fundamentalmente con mayor masa magra, en tanto que el bajo peso al nacer y la restricción del crecimiento intrauterino con inadecuados patrones alimentarios postnatales y crecimiento acelerado, se asocian a mayor masa grasa.

Por lo tanto el peso al nacer guarda una relación en “U” con respecto al riesgo de desarrollo de obesidad. Tanto el alto peso al nacer como el retardo de crecimiento se asocian a mayor riesgo de obesidad.

En el extremo superior del efecto de peso al nacer, particularmente superior a 4000 gramos, los factores asociados a su desarrollo involucran edad, peso o talla materna elevados, obesidad materna pregestacional o elevada ganancia de peso materno y diabetes gestacional o resistencia a la insulina durante la gestación.

En el otro extremo el comportamiento es diferente. Los recién nacidos con bajo peso presentarían menor tejido magro y mayor masa grasa. Por lo tanto la mayor predisposición a desarrollar obesidad sería debida a mayor depósito graso, particularmente con distribución central, que favorecería además el desarrollo de resistencia a la insulina y otras condiciones asociadas.

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